¿Cómo benefician los alimentos fermentados, como el yogur y el chucrut, a la salud y al sistema inmunológico en particular? Un nuevo estudio ha descubierto un mecanismo celular único para los humanos y los grandes simios que podría ofrecer una explicación.
Alimentos como el yogur pueden ayudar a nuestros cuerpos a combatir enfermedades, y una nueva investigación explica por qué.
El mecanismo involucra un receptor celular llamado HCA3. Un receptor celular es una proteína que permite que señales específicas entren en las células cuando una molécula se une a ella.
Aunque los científicos han sabido de la HCA3 durante varios años, no estaba claro qué papel desempeñaba. Sólo los humanos y los grandes simios tienen el receptor HCA3. Otros mamíferos, como los ratones, no lo hacen.
Ahora un equipo de la Universidad de Leipzig en Alemania, junto con otros colegas, han descubierto que el HCA3 es receptivo a un metabolito particular, o subproducto, de la actividad de las bacterias lácticas.
El metabolito tiene el nombre de ácido D-feniláctico (D-PLA). Cuando se une al HCA3, activa una señal que alerta al sistema inmunológico de la presencia de la bacteria.
Los investigadores describen sus hallazgos en un estudio reciente de PLOS Genetics .
«Estamos convencidos», dice la autora principal del estudio Claudia Stäubert, que trabaja en la Facultad de Medicina de la Universidad de Leipzig, «de que este receptor muy probablemente mediará algunos efectos beneficiosos y antiinflamatorios de las bacterias lácticas en los seres humanos».
Tabla de contenido
Bacterias del ácido láctico y alimentos fermentados
Las bacterias del ácido láctico son microbios que pueden fermentar ciertos alimentos. Por ejemplo, pueden producir yogur a partir de leche y chucrut a partir de col. También están presentes en el intestino de la mayoría de los mamíferos.
Las bacterias pertenecen a un gran grupo de «microorganismos funcionales» que fermentan los alimentos de origen vegetal y animal. Estos microbios alteran los alimentos de muchas maneras que los humanos utilizan y son beneficiosos para la salud.
¿Podrían las bacterias intestinales explicar la relación entre el estrés y la enfermedad autoinmune? Cómo el estrés social altera a las bacterias intestinales podría ser la razón por la que el sistema inmunológico ataca los propios tejidos del cuerpo, según un estudio con ratones.
Los microbios de la fermentación no sólo pueden alterar la textura, el sabor y el aroma de los alimentos, sino que también prolongan la vida de almacenamiento mediante la conservación, aumentan la absorción de nutrientes, descomponen las toxinas, estimulan la actividad probiótica y producen antioxidantes.
La investigación ha demostrado que el consumo de alimentos fermentados aporta beneficios para la salud que son relevantes para el cáncer, las enfermedades cardíacas, las alergias, la diabetes y los trastornos gastrointestinales.
Sin embargo, aunque muchos estudios han vinculado las bacterias del ácido láctico con varios beneficios para la salud, hay poca comprensión de la biología subyacente.
Stäubert y sus colegas investigaron esta cuestión explorando el papel de los receptores de ácido hidroxicarboxílico (HCA). Estos receptores, señalan los autores, «son reguladores de las funciones inmunitarias y de la homeostasis energética en condiciones metabólicas y dietéticas cambiantes».
Historia evolutiva del receptor HCA3
La mayoría de los mamíferos tienen dos receptores HCA: HCA1 y HCA2. Sin embargo, los humanos y los grandes simios tienen un tercero – HCA3.
En su trabajo de estudio, los investigadores explican cómo «reconstruyeron la historia evolutiva» de los receptores de HCA y demostraron que está «funcionalmente presente en los humanos y en todos los demás grandes simios».
Ellos discuten cómo las bacterias lácticas ya estaban fermentando materiales animales y vegetales mucho antes de que los humanos «se aprovecharan» del proceso.
Hace mucho tiempo, hubo un cambio global significativo que afectó al «último antepasado común de los primeros homínidos». Es probable que este cambio perturbara los hábitos alimenticios, por lo que las frutas y hojas fermentadas entraron en la dieta en esa época.
¿Podría ser que el HCA3 comenzó como un error de copia de genes que ofrecía una ventaja de supervivencia a los antepasados humanos que lo transmitieron?
Los investigadores sugieren que sus hallazgos apoyan la idea de «que el aumento de la ingesta de[alimentos fermentados por bacterias del ácido láctico] probablemente planteaba una presión selectiva positiva que mantenía la función HCA3 en los homínidos».
También proponen que la presencia de HCA3 puede haber ayudado a fomentar las interacciones entre los microbios ingeridos y los intestinos al «asumir funciones en el sistema inmunológico».
Nueva luz sobre la evolución del microhospedaje
Para resumir, el estudio arroja nueva luz sobre cómo ciertos microbios – como los que fermentan los alimentos y viven en el intestino – y los humanos evolucionan juntos.
Podría estimular la investigación sobre cómo utilizar los mecanismos biológicos a través de los cuales los alimentos fermentados benefician la salud.
Por ejemplo, en el caso del HCA3, Stäubert dice que ella y sus colegas «creen que podría servir como un blanco potencial de medicamentos para tratar enfermedades inflamatorias».
El equipo sugiere que los estudios futuros deberían investigar cómo afecta el D-PLA al sistema inmunológico. También deben explorar si el metabolito afecta a otras células que transportan HCA3, como las células grasas.