El chocolate es uno de los pocos alimentos a los que nos cuesta resistirnos. Es un placer culposo, una delicia para el paladar y, si sabemos elegir, uno fuente de minerales y antioxidantes, capaz de ayudarnos a mejorar el riego sanguíneo, y a bajar los niveles de colesterol en sangre, entre otros beneficios.
Pero esto no se logra bebiendo cualquier chocolate. Si elegimos las opciones menos adecuadas, estaremos solos añadir grasas y azúcares a nuestro cuerpo. Así que no confíes en ninguna tableta que diga «chocolate», y elige la que más te convenga.
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Los diferentes tipos de chocolate
Empecemos por el que deberíamos desterrar cuanto antes de nuestra despensa, y de nuestra vida en general: el chocolate blanco. Has escuchado en más de una ocasión que ni siquiera deberíamos llamarlo «chocolate», y la razón es de peso, porque no contiene absolutamente nada de cacao. En cambio, contiene manteca de cacao, que es precisamente la grasa que contiene el grano de cacao y que se separa al hacer la masa. Esto es así en el mejor de los casos, ya que muchas marcas reemplazan esta mantequilla con grasas de menor calidad. Y por si fuera poco, alrededor del 55% de su contenido son azúcares. Si realmente quieres comer chocolate, definitivamente el blanco no es una opción.
El chocolate con leche no tiene muchas mejoras sobre el chocolate blanco. Es cierto que aquí hay cacao, pero en el mejor de los casos no superará el 40%. El resto de sus ingredientes son los encargados de sumar todas las calorías: leche, manteca de cacao y mucha azúcar. De hecho, encontramos casi la misma cantidad de grasas y grasas saturadas (por no hablar de los azúcares) que en el chocolate blanco.
Pero finalmente llegamos a lo que nos podemos permitir comer, aunque sea con moderación: chocolate con un alto contenido de cacao. Idealmente, debería contener al menos 70% cacao, y si es 85% mejor. También puedes encontrar chocolate con 100% cacao, pero puede resultar demasiado amargo para paladares no familiarizados con el cacao puro.
Este tipo de chocolate (a partir del 70%) es el que menos grasas y calorías añade a nuestra dieta, y el único que puede tener efectos positivos en nuestro organismo, como mejorar nuestra memoria, nuestro estado de ánimo y reducir los niveles de estrés.
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Aunque comas lo mejor, modera tu consumo
Es delicioso, es cierto, pero a pesar de sus bondades, es un alimento que no es imprescindible en nuestra dieta. No podemos hablar de cantidades exactas, pero la moderación en su consumo siempre debemos tenerla presente. Parece haber cierto acuerdo en que la cantidad de chocolate que consumimos debería poder quemarse sin problemas con nuestra actividad física diaria, que, por supuesto, varía de persona a persona. Eso sí, siempre nos referimos a un chocolate con un alto contenido en cacao, para no añadir innecesariamente azúcares y grasas saturadas a nuestra dieta.
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