La raza de gato bengalí es el resultado de un cruce entre el gato doméstico y el gato leopardo asiático. Se trata de un felino que mantiene un equilibrio muy llamativo entre la morfología de ambas razas: aspecto salvaje y temperamento apacible.
Tiene un cuerpo alargado y un color de pelo realmente llamativo. No obstante, como mantiene vínculos muy recientes con ascendientes salvajes, conviene no descuidar la formación y el asesoramiento profesional.
El origen de este cruce es de Estados Unidos, donde la experta en genética Jean Mill realizó un primer experimento allá por 1963 en el que cruzó un gato leopardo asiático y uno doméstico. Anteriormente hubo otros intentos de conseguir una raza híbrida, pero el resultado del cruce de Mill fue más llamativo porque consiguió que la raza leopardo prevaleciera morfológicamente, manteniendo un temperamento más propio del gato doméstico.
Sin embargo, este proceso de cruce no es rápido ni instantáneo, Mill debió dar lugar a varias generaciones de gatos, que fueron midiendo su comportamiento y aspecto físico. Los primeros eran muy feroces, demasiado cercanos al leopardo para vivir en un ambiente doméstico, poco a poco los cruzó con gatos de temperamento más dócil para conseguir sus objetivos. No fue hasta 1983, cuando la raza se consolidó y los cachorros ya se desarrollaban de manera uniforme, con apariencia y temperamento similar, manteniendo siempre la apariencia de un tigre pero con el comportamiento de un gato doméstico.
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¿Qué caracteriza a este gato?
Su tamaño suele ser considerablemente mayor que el de los gatos domésticos, alcanzando una longitud de 70 cm y un peso de hasta 7 kg. Mantienen la estatura atlética de sus ancestros leopardos, tienen piernas largas y fibrosas. Sin embargo, sus cabezas son más pequeñas de lo que estamos acostumbrados a ver en los gatos domésticos. Tienen pómulos altos y ojos notablemente grandes de color claro (generalmente azules o verdes).
Lo que hace más característica a esta raza es su pelaje, anaranjado o dorado. La vívida representación del cabello salvaje de sus antepasados, con grandes rosetones y manchas, con patas delanteras rayadas y vientre de color claro.
Según el tipo de cabello, hay tres tipos: jaspeado (manchado), manchado, moteado. La variedad jaspeada tiene una trama que recuerda a otros gatos domésticos, en cuanto al patrón tabby, sin embargo, no tiene nada que ver y es fácilmente reconocible. Por otro lado, la variedad manchada es la más buscada, porque representa con bastante fidelidad las motas y rosetas del leopardo. Finalmente, el abrigo sparbled aún no se acepta oficialmente, es una mezcla de los dos anteriores pero no demasiado uniforme.
¿Qué queda del temperamento del leopardo?
No cabe duda de que un verdadero gato bengalí no es un animal salvaje, aunque su aspecto pueda indicar lo contrario. Es una raza muy estudiada y estandarizada, que se rige por unos patrones y reglas de crianza exactos para conseguir gatos domésticos a pesar de su aspecto salvaje.
Sin embargo, son gatos muy activos y enérgicos. De acuerdo con las reglas de la raza, estos gatos se consideran «confiables, atentos, curiosos y amigables». Son gatos de una gran inteligencia, y por su gran necesidad de actividad no se les debe dejar solos mucho tiempo, pues requieren una cierta atención que les ayude a encauzar su adiestramiento y carácter, para que el aburrimiento del hogar no haga un mella en ellos. A estos gatos les apasiona saltar, trepar y buscar aventuras. Por eso los gatos no se contentan con mimos y mimos en el sofá.
A diferencia de los perros, no es raro que los gatos se comporten de forma vigorosa, e incluso se recomienda sacarlos al exterior para que puedan jugar y dar rienda suelta a su diversión. Sin embargo, en el caso de gatos con tantas ganas de saltar, esto solo se recomienda en zonas controladas, un jardín vallado o una terraza protegida.
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Es un tipo de gato claramente territorial, dominante y en ocasiones algo agresivo en presencia de otros animales. No es recomendable tener un gato bengalí con otras mascotas, pero esta situación puede complicarse aún más cuando la otra raza también es territorial.
Sin embargo, dado que los gatos bengalíes pueden aburrirse con facilidad, sería recomendable seleccionar una raza de compañía tranquila, con la que pueda llevarse bien y sobrellevar la tranquilidad del hogar. Los gatos persas suelen encajar muy bien con su temperamento, ya que son tranquilos y no imponen su dominio.
Cuando nos referimos a gatos híbridos como los bengalíes, fruto de un cruce reciente, podemos encontrar hasta cuatro generaciones distintas que marcan la cercanía con sus antepasados. Se indican con F: F1, F2 y F3 son las que no están autorizadas para la convivencia doméstica, y solo están disponibles para exposiciones. La generación F4 es la que podemos encontrar de forma accesible, lo que garantiza un temperamento doméstico que no generará conflictos ni problemas.
Un gato muy saludable
Las razas de gatos más modernas, como el bengalí, suelen ser muy sanas, ya que su genética tarda varias décadas en presentar problemas repetidos. El bengalí es una raza muy saludable, sin embargo, se han reportado anomalías genéticas relacionadas con la degeneración de la retina en los primeros años de vida del animal que lo han llevado a la ceguera.
Los gatos bengalíes pueden comer los mismos alimentos que consumen otros gatos de su tamaño y musculatura, no necesitan nada especial. Sin embargo, existe una tendencia a alimentarlos con comida cruda ya que es cierto que estos gatos son algo sensibles a la comida industrial y, como muchas otras mascotas, solo se sienten cómodos con la comida que se adapta a su estómago.
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