La fruta deshidratada es una opción muy interesante a la hora de consumir una alta concentración de nutrientes en un producto de muy pequeñas dimensiones, que se conserva perfectamente en el tiempo y se puede llevar a cualquier parte.
Sin embargo, aunque la concentración de nutrientes y fibra es muy alta en la fruta deshidratada, y son ricas en antioxidantes y ácido fólico, también incluyen un nivel muy alto de azúcares, muy por encima de la cconcentración de azúcar de fruta fresca. Esto se debe a que, para su conservación, se sumergen en almíbar, es decir, azúcar.
Sin embargo, el proceso de liofilización es todo lo contrario. La fruta no se somete a un calor que la seque, sino que se somete a un proceso de congelación en seco. De esta manera se extrae la humedad, pero se retiene todo el sabor y los nutrientes. Al congelar el producto por debajo de -50 ° C, se aplica un cambio brusco de presión y se calienta inmediatamente, el agua se sublima en forma de vapor y la fruta se asemeja a su estado fresco para mantener una textura crujiente.
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Sabor, textura y conservación
Al igual que la fruta deshidratada, este proceso permite conservar la fruta durante mucho tiempo, ya que es un proceso en el que, al sacar la pieza de fruta de su contenido líquido, la hace menos vulnerable a los microorganismos. Además, este textura crujiente De lo que estamos hablando es más apetecible que la fruta deshidratada, ya que esta última puede resultar más masticable.
Además, el sabor de la fruta liofilizada es más real y más cercano al que mantiene la fruta fresca, ya que no se conserva en almíbar, y eso tiene un doble interés: mantiene el sabor y no aporta calorías.
En ambos tipos de fruta sin líquido la fibra se mantiene, pero en los liofilizados esta cantidad es ligeramente superior. Para cada media taza de fruta liofilizada Estás consumiendo 2 gramos de fibra, lo que ayuda a que tu digestión sea más regular manteniendo a raya el colesterol malo.
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Planta contra los radicales libres
El concepto de «radicales libres», que son pura química, no es demasiado difícil de entender. Imaginemos un grupo de átomos emparejados en el que un electrón se suelta y esto hace que el grupo sea inestable, por lo que la única forma de encontrar el electrón suelto es aparearse con otro, produciendo un desajuste.
A ese átomo desapareado «a la fuerza» se le llama radical libre, y no será el único, porque es un reacción en cadena que está generando pares y apareándose con otros incesantemente dentro del grupo atómico. Este proceso se llama «Estrés oxidativo», porque las células sufren daño en esos cambios de pareja y se promueve un envejecimiento más rápido, además de producir ciertas enfermedades.
Pues bien, la fruta liofilizada tiene altos niveles de antioxidantes, que luchan contra estos radicales libres, neutralizándolos y ralentizando ese proceso de oxidación que envejece. Además, estos antioxidantes también ayudan a prevenir enfermedades del corazón y son anticancerígenos. Para que te hagas una idea de las cantidades, dos cucharadas de frambuesas liofilizadas equivalen a una taza de frambuesas frescas.
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