¿Por qué siempre tengo hambre?

Es una frase que quizás hayas pronunciado o escuchado de alguien a tu alrededor. Es cierto que hay gente que necesita llevarse algo de comida a la boca muy a menudo: ‘siempre tengo hambre’. Pero, ¿es normal tener siempre esa necesidad? «El hambre es una sensación fisiológica necesaria para la supervivencia. Gracias a este sentimiento sabemos que tenemos que reponer nutrientes, por lo que es una señal de alerta. Sentirlo cada 4 horas es normal y por lo tanto necesitas comer. Identificaremos estas ingestas como hambre física. En estos casos hay signos de nuestro propio cuerpo que nos indican que necesitamos comer (salivación, movimientos gástricos, sensación de mareado….)”, dice el Dr. Ricard Sorio, jefe de la Unidad de Obesidad de la Clínica Opción Médica y doctor en Psicología.

Hambre psicológica o emocional

Pero hay personas que necesitan morder algo de forma habitual. “Fuera de esos espacios, puede que ya no sintamos hambre físicamente, sino una sensación muy parecida, pero que confundimos e interpretamos de la misma manera, pero que al final es una conducta mal aprendida. Ahí es cuando nos decimos a nosotros mismos: tengo hambre pero no comería una manzana. Sí, me comería un dulce.. Esto es lo que vamos a entender como psicológico o emocional”, nos dice. Coincide el Dr. Antonio Licitra, experto en nutrición, que nos cuenta que “a menudo acuden a la consulta pacientes que, a pesar de llevar una dieta regular con una ingesta continuada de alimentos, siguen teniendo apetito y sienten que la cantidad de alimentos no les satisface. .»

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¿Qué puede motivar esta sensación de hambre constante?

  • El Dr. Licitra nos dice que en primer lugar y casi automáticamente cuando una persona se pone a dieta el cuerpo reacciona con hambre. En este caso, es emocional.es cierto que cuando bajamos de peso el cuerpo necesita menos calorías y el hambre y las ganas de comer aumentan.
  • Otro factor que promueve el hambre puede ser falta de proteínaya que los alimentos proteicos producen más saciedad, lo que no quiere decir que debamos consumirlos en exceso, pero sí que deben estar presentes en nuestra dieta diaria.
  • Uno de los grandes problemas hoy en día es la falta calidad y calidad del sueñocuando no se duerme bien o lo suficiente el cuerpo responde pidiendo una ingesta de alimentos, sobre todo de hidratos de carbono para recuperar la energía que no estamos recibiendo de la noche a la mañana.
  • “Las causas que pueden hacer que comamos más psicológicamente podrían estar dadas por cierto estado mental que no siempre tiene o debe ser negativo. Es decir, tanto las alegrías como las tristezas pueden canalizarse a través de los hábitos alimentarios: cuando comemos como recompensa merecida o cuando comemos como castigo a la frustración o como forma de aliviar ese sufrimiento. Comer así suele generar un placer inmediato que en ese momento buscamos como huida u olvido al sufrimiento. Por otro lado, los altos niveles de estrés también pueden generar esa sensación inmediata de querer comer algo como mecanismo para compensar las molestias”, comenta el Dr. Ricard Sorio.
  • Comer demasiados alimentos azucarados. Desde Oenobiol también apuntan a este motivo, y explican que acostumbrar nuestro cuerpo a una gran ingesta de dulces puede convertirse en una rutina incontrolable. Y es que hay un efecto placentero que produce el consumo de este tipo de alimentos, pero es muy breve, por lo que pronto volveremos a sentir la necesidad de comer alimentos azucarados para aumentar la dopamina (hormona de la felicidad). ¿El resultado? Crea un círculo vicioso del que es muy difícil salir.
  • Y finalmente podemos citar el deshidración. Beber poca agua no es un motivo directo para tener hambre, pero sí hace que lo confundamos con la sensación de sed. Ten en cuenta que cuando no estamos bien hidratados, nuestro cuerpo busca hidratarse a través de los alimentos y provoca que comamos de más sin darnos cuenta. Por ello siempre es recomendable beber antes de las comidas, para ayudar a controlar esta sensación.

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¿Cómo podemos controlar el hambre psicológica?

En opinión del Dr. Sorio, debemos buscar especialmente herramientas para tratar de controlar este hambre psicológica. “La forma de controlar el hambre no física, es decir, el hambre psicológica, sería siempre la regla básica de no saltarnos las comidas principales para que nuestro organismo no presente carencias ante esos estados de ánimo o situaciones estresantes que pueden salir de control. Necesitamos aprender técnicas psicológicas y mecanismos de conductas adaptativas que sean completamente contrarias a las conductas de ingestión impulsiva. Aprender a solucionar los problemas de nuestro día a día y que la frustración de no conseguirlo no nos lleve a la incontrolabilidad”, apunta el doctor Sorio, quien habla de la llamada psicología de la alimentación. “Es muy importante saberlo para no caer en la tentación de asociar estímulos cada vez más potentes que solo potencian la conducta del mal comer -por ejemplo, nunca comer palomitas de maíz en un cine porque estamos asociando dos estímulos muy potentes-. del placer -por un lado el placer de la película con el dulce placer de las palomitas- y la asociación de estos dos estímulos, no hace más que afianzar y reforzar cada vez más la mala conducta de la ingestión, en este caso un picoteo innecesario. Necesitamos tomar medidas de precaución para no caer en estos malos hábitos alimenticios, por ejemplo, ir siempre al cine a almorzar o cenar así como ir siempre al supermercado recién comido y nunca sin comida para no caer en la tentación de llenar el carrito comprando alimentos poco saludables «.

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