Los parásitos son un problema muy grave para nuestras mascotas, especialmente en verano. Durante las estaciones frías se minimiza el peligro de contraer parásitos, ya que la ciclos de reproducción de estos organismos se reducen y es más difícil que nuestra mascota los padezca. Sin embargo, con la llegada del calor, cualquier zona puede acabar siendo un foco de parásitos: un charco en la calle, un tubo de ventilación o un arbusto.
Lee: Mascotas sanas, dueños felices y a salvo de posibles contagios
Además, los parásitos se infectan, así saltan de un animal a otro. Sin embargo, de nada sirve pensar que si nuestro perro va un poco por la calle y no se acerca a otros perros, está a salvo de parásitosya que cualquier descuido puede ser fatal.
Una vez que el perro llega a casa con parásitos, todos sus objetos pueden infectarse, pueden atrincherarse en el sofá, nuestras sábanas, la alfombra o sus juguetes. Es por eso es fundamental implementar una política de control de plagas, e intentar por todos los medios que estos organismos no encuentren su hogar en nuestra mascota.
Lee: Aplicaciones móviles que facilitan la adopción de animales
Qué diferencia a las pipetas de los collares antiparasitarios
La diferencia entre los dos metodos contra parasitos Es casi inexistente y tiene más que ver con la duración y la posible toxicidad que implica su uso en mascotas y humanos.
Las pipetas son soluciones que se integran en el propio cuerpo de nuestra mascota, y los collares son externos. Pero hacen lo mismo. Mientras que los collares tienen un químico que actúa como repelente, la pipeta es en sí misma un líquido grasoso que se pega a la piel de nuestro perro y se queda en ella, por lo que es más fácil protegerla por un tiempo.
Lee: Vacunas, desparasitaciones y otras revisiones para tu perro
aunque El collar o pipeta a menudo se denomina «a prueba de pulgas». Lo cierto es que sirven para mucho más que para luchar contra estas criaturas, y el abanico de amenazas para nuestro perro para los que son una proyección es muy amplio. Y no solo funcionan como repelente sino también porque son tóxicos parásitos, los inhibe de reproducirse y los mata aunque ya estén asentados.
Lo más importante a la hora de decidir optar por un collar o un pipeta es básicamente del tamaño del perro. Las razas más pequeñas no pueden llevar collar porque les molesta, y son mascotas que llevan un arnés que se adapta mejor a su cuerpo y son menos incómodos cuando salen. Por este motivo, los perros pequeños son los principales clientes de las pipetas, ya que tienen una incapacidad física para llevar collar.
Lee: Esta es la razón por la que tu perro te pone ‘ojos’
Por otro lado, el collar puede durar 8 meses y las pipetas suelen tener un tiempo recomendado 1 o 2 meses, dependiendo de la temporada. En verano su duración es mejor que en invierno. Pero esto significa que tanto las mascotas como los humanos deben estar protegidos de los collares debido a su toxicidad, y que los niños y otros animales no deben estar en contacto directo con el collar, especialmente con las membranas mucosas (ojos, boca y nariz). En este sentido, la pipeta es mucho más segura, no supone un peligro directo y sólo hay que tener cuidado el primer día de administración.
Al pipetear el cuerpo del perro, asegúrese de que pasa entre 24 y 48 horas sin bañarse ni mojarse accidentalmente, especialmente la zona del cuello donde se aplica. En caso contrario, se puede diluir, ya que aún no ha dado tiempo de adherirse a la piel del perro, y éste quedaría desprotegido.
Aplicar una pipeta antiparasitaria a un perro implica darle un medicamento, que puede provocarle una reacción alérgica o intolerancia. En ocasiones esta reacción puede estar relacionada con otro tratamiento que el perro pueda estar siguiendo. Del mismo modo, es importante no aplicar la pipeta el mismo día que te damos la pastilla mensual de parásitos intestinales, porque en definitiva podrían producir algún tipo de reacción adversa.
Lee: Qué puedes hacer para que tu mascota no engorde