Reduce tu consumo de sal

La sal es conocida desde la prehistoria por sus características de condimento, pero también por la conservación de los alimentos. Hoy en día, los platos elaborados industrialmente abusan de ella y sin embargo es cada vez más favorecida por los franceses, que ya no se toman el tiempo de cocinar!

Esta elección no está exenta de consecuencias para la salud. El consumo excesivo de sal contribuye a la hipertensión arterial y aumenta el riesgo de cáncer de estómago, el segundo cáncer más mortal. Entonces, ¿cómo podemos reducir nuestra ingesta de sal para protegernos?

Sal en pequeñas dosis

Originalmente, la comida humana no contenía sal. Fue el desarrollo de la agricultura y la ganadería lo que precipitó su llegada para preservar los alimentos. Por lo tanto, el cuerpo no está acostumbrado a altas dosis de sal. Así pues, la ANSES estima que 2 g de sodio por día1 (es decir, casi 5 gramos de sal) es suficiente para evitar cualquier carencia; más allá de eso, los riesgos están probados.

Escanea las etiquetas

La sal se encuentra casi en todas partes, por lo que es esencial leer las etiquetas. Para tener una buena idea de la cantidad de sodio que contiene un producto, podemos referirnos al porcentaje de la ingesta diaria adecuada. Si un alimento representa el 80% de la ingesta recomendada, ¡no habrá mucho espacio para nada más! Se alienta la búsqueda en las etiquetas de las palabras «sin sal añadida» o «con poca sal», así como la comparación del contenido de sodio de varios alimentos que se sabe que son salados. Los más comunes incluyen pan, carnes frías, sopas preparadas y quesos.

La cocina de la casa

La sal es un aliado precioso de la industria alimentaria. Conocido como el principal «potenciador» del sabor, hace resaltar los sabores de los platos más insípidos, además de tener propiedades conservadoras de larga data. Pero también juega un papel en la textura de ciertos alimentos al ayudar a retener el agua y así, indirectamente, aumentar el peso de los alimentos. ¡Una ganancia inesperada para la industria!

Deben evitarse todas las mezclas de arroz, pasta, alimentos enlatados, nueces saladas, salsas comerciales y comidas preparadas, así como las comidas congeladas y las comidas rápidas. De hecho, cuanto más cocines con alimentos frescos, ¡más sal reduces tu consumo de sal!

¡Atrévete con las alternativas!

Se sabe que la sal realza el sabor de los platos, pero puede ser sustituida por muchos otros ingredientes como las hierbas aromáticas (frescas o secas) que ofrecen una amplia variedad de sabores. También es posible optar por la sal de dieta, que tiene un sabor similar a la sal de mesa pero contiene sólo un 30% de cloruro de sodio.

Originaria de Japón, la gomasio (hecha de sal marina y sésamo tostado) y el alga negra son otras alternativas interesantes como es la sal loca, una mezcla de especias y hierbas que proviene de la isla de Ré.

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Fuentes

1. DICTAMEN de la Agencia Nacional Francesa de Seguridad Alimentaria, Ambiental y de Salud Ocupacional sobre el monitoreo del contenido de sal de los principales vectores entre 2003 y 2011 y la simulación de los impactos en la ingesta de sal de la población francesa

 

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