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La diferencia entre el estrés y la ansiedad no siempre es clara. Sin embargo, es fundamental conocer cuáles son estos trastornos para poder tratarlos y evitar que compliquen tu salud. El Dr. Eduardo Junco te explica cómo distinguirlos y qué puedes hacer en un momento dado.


Dr.Eduardo Junco
Ha sido colaborador de la revista HOLA durante más de 20 años. con artículos de actualidad y noticias médicas. “En esta pequeña sección encontrarás información sobre todos los temas que afectan a nuestra salud y bienestar diario”. Y todo ello con un estilo divertido, didáctico y profesional.
El estrés se define como el estado de ánimo creado por la influencia de estímulos externos conocidos como estresores, que al presentarse alteran o modifican la sensación de bienestar físico y psíquico. Este estado de ánimo, si se mantiene de forma indefinida o aumenta progresivamente de intensidad, puede llevar a determinadas personalidades a situaciones o estados de ansiedad.
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El estrés se puede resumir globalmente como un complejo mecanismo de adaptación que nos permite adaptarnos a las diferentes y frecuentes situaciones difíciles que se presentan en nuestro día a día. Aunque pueda parecer mentira, el estrés en sí mismo es una situación beneficiosa para el individuo, es algo completamente normal, sobre todo en la vida moderna, pues es la forma fisiológica de reaccionar ante estímulos externos. será nuestro capacidad de controlar estas reacciones lo que hace que el estrés nos afecte en mayor o menor grado.
¿Cómo reacciona el cuerpo al estrés?
Ante determinados eventos o estímulos, ponemos en marcha mecanismos de adaptación en los que tanto el sistema nervioso autónomo como determinadas glándulas endocrinas (hipófisis y suprarrenales) producen secreciones que nos ayudan a responder adecuadamente. Esta respuesta es desencadenada por el sistema nervioso autónomo o simpático que estimula las glándulas pituitaria y suprarrenal y las pone en circulación en el torrente sanguíneo. aumento de las cantidades de cortisol y adrenalina.
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Estas hormonas, secretadas en situaciones de estrés, tienen acciones encaminadas a la adaptación y supervivencia, con el fin de mantener la integridad. Actúan sobre el cerebro aumentando el estado de vigilia y su oxigenación. Los niveles de glucosa aumentan en la sangre y afectan el corazón y los pulmones al acelerar y mejorar el rendimiento. Producen vasoconstricción periférica, al aumentar la oxigenación de los órganos centrales, las pupilas se dilatan y hay mayor aporte de sangre y oxígeno a los músculos.
Si esta situación persiste por mucho tiempo y no somos capaces de controlar y controlar sus efectos, nuestro cuerpo y mente terminarán por sufrir, dando como resultado los efectos nocivos que tiene el estrés en las personas que lo padecen.
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Impacto del estrés en la salud
Además de las alteraciones que el estrés provoca en la esfera psíquica del individuo que lo padece, no debemos olvidar que también puede ser un factor agravante y desencadenante de muchas alteraciones organicas y fisicas.
- Tendencia a pensamientos obsesivos y depresión.
- Sensación de cansancio, insomnio e irritabilidad.
- Palpitaciones, pérdida de apetito y/o hiperfagia (atracones), aumento de la sudoración, presión arterial elevada.
- Dolor de cabeza, espalda y cuello.
- Disminución de las defensas orgánicas, caída del cabello y propensión a enfermedades infecciosas y autoinmunes.
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¿Qué es la ansiedad?
La ansiedad es un trastorno psicológico que conduce a un estado anímico ansioso, y puede ir desde una sensación de inquietud psicomotora hasta un estado de miedo intenso. Tener ansiedad en algún momento de la vida es completamente normal. Sin embargo, cuando se vuelve tan intenso y persistente que distorsiona la realidad, inhibe el pensamiento y altera la actividad normal de una persona, debemos buscar ayuda y acudir a un especialista para psicoterapia o tratamiento farmacológico, si es necesario.
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La ansiedad se manifiesta por la presencia de insomnio, irritabilidad, miedos injustificados, sobresaltos, insomnio y agitación psicomotora. Estos síntomas mentales suelen estar asociados a trastornos orgánicos, como aumento de la sudoración, temblores finos en las extremidades, palpitaciones, taquicardia, dificultad para respirar, dolor precordial, hipertensión arterial, síntomas digestivos y cansancio intestinal e intenso.
La ansiedad tiene diferentes niveles de intensidad y estos dan lugar a diferentes cuadros clínicos, que se manifiestan con síntomas progresivos.
- Carácter ansioso. Personalidades vulnerables e inestables que presentan estas características a lo largo de su vida.
- Estado ansioso. Los síntomas de inquietud y agitación psicomotora se manifiestan en una situación de inseguridad.
- Estado de ansiedad. En este nivel el paciente tiene una sensación de tensión y malestar interior con sensación de miedo irracional y manifestaciones orgánicas, como hiperventilación, sudoración, dificultad para respirar y opresión en el pecho.
- Crisis de ansiedad. La ansiedad mantenida y descontrolada puede desembocar muchas veces en un estado de angustia, una situación más grave e incluida en la neurosis, por lo que necesita tratamiento por parte de un psiquiatra.
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¿Por qué se produce la ansiedad?
La personalidad, la carácter y temperamento son la condición más importante para padecer ansiedad. Los denominados factores constitucionales y hereditarios hacen que haya individuos con tendencia a padecerla y, por tanto, tendrán una mayor propensión. Por el contrario, otros como los flemáticos y tranquilos casi nunca la padecerán.
Los factores ambientales también tienen una gran influencia en la aparición de este trastorno. La vida competitiva, el estrés, el ambiente de trabajo, los horarios apretados, las relaciones interpersonales y la vida en las grandes ciudades suelen ser factores desencadenantes.
Otros factores como el la falta de sueñoel abuso del alcohol, el tabaco o el uso de sustancias y drogas son elementos que también suelen favorecer la aparición de la ansiedad.
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Cómo combatir el estrés y la ansiedad
Apoyo familiar. Aunque en ocasiones puede ser fuente de ansiedad, el apoyo que nos puede dar una familia estable, y el ambiente positivo, protector y seguro que proporciona, es muy eficaz para reducir el estrés y tratar al paciente con ansiedad.
Actitud positiva en el trabajo. La competitividad y la inestabilidad en el lugar de trabajo, las malas relaciones con compañeros y jefes, y el estrés del trabajo diario y rutinario son desencadenantes del estrés y la ansiedad. Una actitud positiva, buenas relaciones y gusto por el trabajo que haces pueden prevenir estos problemas.
Cuida los buenos hábitos. La cantidad y calidad del sueño es un factor muy importante para combatir el estrés y la ansiedad. Duerme bien y las horas necesarias para descansar cuerpo y mente y ayudar a prevenir su aparición. El tabaco, el alcohol, los estimulantes y otras sustancias son elementos nocivos que aumentan el riesgo.
Estilo de vida. El sedentarismo y vivir en grandes ciudades son desencadenantes de estrés y ansiedad. Vivir al aire libre, hacer ejercicio regularmente y practicar algún deporte, por otro lado, son medidas muy efectivas para combatirlas. El ejercicio agotador y regular es un método muy efectivo para prevenirlas y tratarlas.
Técnicas de relajación. Todos estos son procedimientos o actitudes que ayudan a un paciente a mejorar sus niveles de estrés y ansiedad. Estas técnicas van desde actividades normales como escuchar música, reír o caminar, hasta la autohipnosis, el yoga, la meditación o el autoentrenamiento.
Ejercicios de relajación muscular. Existen muchos métodos y gimnasia para lograr una buena relajación muscular. En principio, debe aprenderse y practicarse en un centro especializado, impartido por un fisioterapeuta, antes de poder hacerlo en casa.
Ejercicios de respiración. La respiración profunda y consciente es una de las mejores armas contra la tensión y el estrés. Aprender a respirar bien y hacerlo en el momento adecuado evita que se produzca la ansiedad. Las respiraciones lentas y profundas, usando el diafragma, ayudan y alivian significativamente el estrés.
Meditación. Existen muchas técnicas de meditación diferentes, pero todas persiguen el mismo objetivo: conseguir la serenidad, vaciando la mente de las preocupaciones y pensamientos nocivos que la agitan. Todos ellos reducen el consumo de oxígeno, aumentan la actividad eléctrica cerebral y disminuyen el pulso, la frecuencia cardíaca y la presión arterial. Dejar la mente en blanco y concentrarse en las sensaciones corporales propioceptivas reduce el estrés y disminuye el estrés.
Farmacoterapia y otros tratamientos. Antes de pasar a la medicación, serían útiles y positivas las terapias de orientación social, valorando y modificando las diferentes situaciones de cada paciente. La psicoterapia también es eficaz en el tratamiento de estas situaciones.
Medicamentos para el estrés y la ansiedad. Los ansiolíticos son los medicamentos más utilizados para tratar el estrés y la ansiedad. Son fármacos que alivian o suprimen la ansiedad sin producir sedación ni sueño. Este grupo de medicamentos incluye benzodiazepinas, buspironas, betabloqueantes y algunos antidepresivos. Este tipo de medicación siempre debe estar supervisada por un médico y debe limitarse en el tiempo ya que existe riesgo de drogodependencia.
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