

El origen étnico de la cerveza puede ser un indicativo de los sabores, ingredientes y la cocina regional con la que combinan. Las cervezas más ligeras combinan mejor con alimentos de sabores ligeros, las cervezas más pesadas con alimentos más pesados.
El contenido carbónico de las cervezas, así como de la Champagne, es ideal para limpiar el paladar y la lengua. La amargura del lúpulo es comparable a los taninos de un vino.
Las personas que consumen cerveza de forma moderada tienen una menor incidencia de enfermedades de corazón que los alcohólicos y los abstemios.
La cerveza contiene todas las vitaminas importantes del Grupo B, además de las vitaminas A, D y E.
La cerveza apaga la sed, refresca y tiene un efecto reanimante. Ello se debe a su alto contenido de agua, la presencia de minerales y electrolitos, su contenido de dióxido de carbono (refresca), sus ácidos orgánicos, la baja temperatura y los valores favorables de ósmosis.
El consumo moderado de cerveza disminuye la excitabilidad y facilita la relajación. Por otra parte, es estimulante y mejora el humor y la cordialidad. Este efecto se debe a la presencia de etanol, sustancial alcohólicas, componentes del lúpulo y compuestos fenólicos.
La cerveza se digiere fácil y rápidamente por el organismo. Desde el punto de vista de nutrición, la cerveza no es un alimento completo, pero es un complemento valioso por sus vitaminas, hidratos de carbono, aminoácidos, bajo contenido en sodio para dietas contra la hipertensión y otros elementos importantes para la vida.
Beber cerveza promueve la secreción de jugos gástricos, facilita la digestión y estimula el apetito por las sustancias amargas del lúpulo.
El consumo moderado de cerveza, al contener alcohol, disminuye la retención de agua y es un excelente diurético. Sin embargo, y a pesar de las numerosas investigaciones hechas al respecto, no se sabe qué componente individual es el responsable.
Su consumo se recomienda a las personas con tendencia a padecer hipertensión o que tienen una alta concentración de lípidos en la sangre, pero que pueden consumir alcohol con moderación debido a que contiene compuestos que evitan la formación de triglicéridos (compuestos grasos que se acumulan en arterias).
La cerveza cumple todos los requisitos higiénicos, debido a que no es posible que en ella se desarrollen microorganismos patógenos. La presencia de alcohol, de sustancias amargas y de componentes fenólicos tienen un efecto beneficioso.
Además contiene sustancias anticancerígenas, se recomienda un consumo no mayor a 1 litro por día.
Las propiedades de un consumo moderado de cerveza
Desde un punto de vista exclusivamente nutricional, la cerveza aporta fundamentalmente alcohol e hidratos de carbono y vitaminas del grupo B, mientras que las bebidas refrescantes no suelen contener alcohol y la mayoría llevan azúcares sencillos (glucosa, fructosa, sacarosa), y sí contienen vitamina C, pero fundamentalmente lo hacen por su bajo precio y su poder antioxidante. (“Evaluación de las propiedades nutritivas, funcionales y sanitarias de la cerveza, y su comparación con las bebidas refrescantes”, Dr. Carbonell, 1999)
La cerveza tiene más de 2000 componentes, vitaminas, minerales, y compuestos fenólicos que presentan propiedades antioxidantes y antiagregantes plaquetarios que ejercen un efecto positivo en las patologías cardiovasculares.
Propiedades Funcionales. Alcohol etílico.
Se ha demostrado que el consumo moderado de alcohol tiene efectos positivos para el organismo, siempre que se trate de individuos adultos, sanos, y que no consuman fármacos con los que el alcohol pueda interferir (Woods y Bax, 1982; Ockhuizen, 1988).
Los bebedores moderados tienen un riesgo 60% menor de sufrir ataques cardiacos que los grandes bebedores y abstemios. En los bebedores moderados la incidencia de la cardiopatía isquémica (angina de pecho e infarto), hipertensión arterial, accidente vascular cerebral y diabetes mellitus es inferior a la de grandes bebedores y abstemios.
Además, el alcohol, en cantidades moderadas, aumenta el colesterol asociado a las lipoproteínas de alta densidad (HDL) en relación al nivel habitual que se da en personas abstemias. Este aumento del “colesterol bueno” reduce los riesgos de enfermedades y accidentes cardiovasculares (White, 1996).
Son particularmente interesantes los datos de Hein et al (1996) sobre el nivel de colesterol asociado a las lipoproteínas de baja densidad (LDL), la tasa de isquemias cardíacas y el consumo de alcohol. El efecto protector del consumo de alcohol no se manifiesta en individuos con una tasa de colesterol LDL inferior a 3,63 mmol/l, pero resulta dramático en individuos con más de 5,25 mmol/l: el índice acumulativo de isquemias cardíacas fue del 16,4% para los abstemios, del 8,7% para los bebedores de hasta 3 copas diarias, y del 4,4% para los consumidores de más de 3 copas diarias.
Por su parte, Delin y Lee (1992) estudian la interacción del alcohol y la disponibilidad de nutrientes, así como las consecuencias gastrointestinales del consumo de bebidas alcohólicas, y sugieren que las bebidas alcohólicas constituyen un complemento importante de la dieta, aumentando el nivel de satisfacción y contribuyendo a la relajación necesaria para una buena digestión y una adecuada absorción de nutrientes.
Además, el consumo moderado de cerveza podría estar asociado con el retraso de la aparición de la menopausia. Numerosos estudios científicos realizados en diversos países concluyen que el nivel de estrógenos en sangre es mayor en el caso de mujeres consumidoras de alcohol que en mujeres abstemias (Gavaler et al., 1991; Ginsburg et al., 1995; Madigan et al., 1998; Muti et al., 1998). Además, la cerveza contiene fitoestrógenos, compuestos de estructura química muy próxima a la de los estrógenos naturales, que serían responsables de un retraso de dos años, como promedio, en la aparición de la menopausia en mujeres que beben cerveza con moderación. (Torgerson et al., 1997).
Folatos, que están asociados a la reducción del riesgo a sufrir anemia megaloblástica y malformaciones en la médula espinal. La ingesta diaria de un litro de cerveza en varias tomas, que muchos investigadores (Parker et al., 1996; Mc Elduff y Dobson, 1997; Jian- Min et al., 1997) consideran como una cantidad saludable para individuos adultos normales, supondría 30 mg de folatos, que no se destruyen al no someterse a ningún tipo de tratamiento térmico ni de oxidación. Esta ingesta supone un 15% del total recomendado para un adulto normal, y el 10,9% del recomendado a madres lactantes quienes no deben consumir cerveza con alcohol.
El consumo de cerveza también aporta a la dieta Polifenoles que, como antioxidantes naturales participan potencialmente en la protección contra enfermedades cardiovasculares y en la reducción de los fenómenos oxidativos responsables del envejecimiento del organismo.
Fibra soluble, que evita el estreñimiento, disminuye la incidencia de cáncer de colon y de diverticulosis, y rebaja la colesterolemia (Asp et al., 1993; Hughes, 1998; Dreher, 1987). La ingesta recomendada de fibra dietética es de 30 g diarios de los que un tercio debe ser fibra soluble (Deher 1987). El consumo de cerveza aporta una importante cantidad de la ingesta recomendable de fibra soluble y puede complementar el aporte de fibra de otros alimentos, como los cereales, muy ricos en fibra dietética insoluble.
El consumo de cerveza también aporta a la dieta Polifenoles que, como antioxidantes naturales participan potencialmente en la protección contra enfermedades cardiovasculares y en la reducción de los fenómenos oxidativos responsables del envejecimiento del organismo.
Fibra soluble, que evita el estreñimiento, disminuye la incidencia de cáncer de colon y de diverticulosis, y rebaja la colesterolemia (Asp et al., 1993; Hughes, 1998; Dreher, 1987). La ingesta recomendada de fibra dietética es de 30 g diarios de los que un tercio debe ser fibra soluble (Deher 1987). El consumo de cerveza aporta una importante cantidad de la ingesta recomendable de fibra soluble y puede complementar el aporte de fibra de otros alimentos, como los cereales, muy ricos en fibra dietética insoluble.
Resumen de las propiedades funcionales
Alcohol etílico en concentración reducida, cuyo consumo moderado mejora la salud cardiovascular y está asociado con el retraso de la aparición de la menopausia.
Folatos, que reducen el riesgo de anemia megaloblástica y de malformaciones en la médula espinal.
Polifenoles, como antioxidantes naturales que potencialmente podrían reducir los fenómenos oxidativos responsables del envejecimiento del organismo.
ß-D-glucanos y arabinoxilanos, como fibra soluble que disminuye la incidencia del cáncer de colon y rebaja la colesterolemia.